Un día Manuela despertó con la sensación de haberse muerto por fuera.
Se miró al espejo y se horrorizó al ver que sus ojos que antes eran del color del atardecer , se habían vuelto completamente blancos, que su boca estaba seca y amarilla, que el resto de su cuerpo, incluyendo el ombligo tenían el aspecto de un muerto.
Sin dar crédito a su horror, comprobó que todo lo que tocaba con sus manos de muerta estaba tan frío como su cuerpo, que el mismo piso que tantas veces caminó descalza le era insensible al tacto, entonces lo notó, flotaba.
Corrió como un fantasma por toda la casa, abriendo puertas y ventanas para sentir el aire y de paso despertar por completo de la pesadilla que le seguía aún con los ojos abiertos.
Pasó delante de sus cuatro hijos que la miraron así, como se mira lo invisible, pasó encima del perro que dormía en el umbral de la puerta y el perro ni se inmutó. Buscó al marido que se le había olvidado que existía y éste apenas la reconoció.
- Que te pasa mujer?- Dijo sin mirarla.
- Me ves? Dime me ves?- Dijo Manuela sacudiendo los brazos.
- Te veo y parece que viste un muerto- Dijo el marido sin mirar
- Exacto, lo vi- Dijo Manuela con los ojos aterrados.
Y el marido que conocía esas muertes repentinas desde hacía años, no la volvió a mirar.
Manuela insistió…
- Estoy muerta-
- Estás loca- Dijo el marido alzando los ojos para sonreír.
- No te rías, soñé que se me moría el cuerpo y mírame bien, estoy muerta- Dijo Manuela con un nudo en la garganta.
- Pues yo te veo andando y rezongando y eso los muertos no lo hacen- Dijo el marido ya preocupado por la expresión de muerta de Manuela
- Tócame, tengo la piel seca y fría, de muerta- Dijo Manuela acercándose con un dejo infantil hacia su esposo.
El marido que se había olvidado también de Manuela y del terciopelo de su piel, le quitó las ropas despacio y pasó su mano desde el cuello hasta el ombligo, entonces se horrorizó al ver que por donde pasaba su mano la piel se pulverizaba dejando a Manuela un camino de carne encendida y húmeda.
- Me lleva! Te duele? – Dijo el marido mirándose la palma de la mano, para inmediatamente pasarle ambas manos por todo el cuerpo, por entre las piernas, por entre los brazos, por los senos y la espalda, por entre los pliegues y por entre lo ya olvidado.
Manuela que se sabía muerta cerró los ojos para abandonarse al último instante de vida, apretando los dientes, los puños y la boca.
El marido pronto pasó del horror al gusto por sentir la piel de una extraña conocida. Pasó una y otra vez las manos y la lengua por toda aquella piel enrojecida y palpitante, hasta que Manuela tuvo la sensación de morirse de una vez por todas.
- Me muero!, Ahora si me muero completa!- Dijo abandonándose al instante con los ojos encendidos.
Entonces el marido, que se sabía ya viudo, cerró la puerta por dentro y después de besarle y tocarle lo que le faltaba le dio un entierro digno de resucitar.
Se miró al espejo y se horrorizó al ver que sus ojos que antes eran del color del atardecer , se habían vuelto completamente blancos, que su boca estaba seca y amarilla, que el resto de su cuerpo, incluyendo el ombligo tenían el aspecto de un muerto.
Sin dar crédito a su horror, comprobó que todo lo que tocaba con sus manos de muerta estaba tan frío como su cuerpo, que el mismo piso que tantas veces caminó descalza le era insensible al tacto, entonces lo notó, flotaba.
Corrió como un fantasma por toda la casa, abriendo puertas y ventanas para sentir el aire y de paso despertar por completo de la pesadilla que le seguía aún con los ojos abiertos.
Pasó delante de sus cuatro hijos que la miraron así, como se mira lo invisible, pasó encima del perro que dormía en el umbral de la puerta y el perro ni se inmutó. Buscó al marido que se le había olvidado que existía y éste apenas la reconoció.
- Que te pasa mujer?- Dijo sin mirarla.
- Me ves? Dime me ves?- Dijo Manuela sacudiendo los brazos.
- Te veo y parece que viste un muerto- Dijo el marido sin mirar
- Exacto, lo vi- Dijo Manuela con los ojos aterrados.
Y el marido que conocía esas muertes repentinas desde hacía años, no la volvió a mirar.
Manuela insistió…
- Estoy muerta-
- Estás loca- Dijo el marido alzando los ojos para sonreír.
- No te rías, soñé que se me moría el cuerpo y mírame bien, estoy muerta- Dijo Manuela con un nudo en la garganta.
- Pues yo te veo andando y rezongando y eso los muertos no lo hacen- Dijo el marido ya preocupado por la expresión de muerta de Manuela
- Tócame, tengo la piel seca y fría, de muerta- Dijo Manuela acercándose con un dejo infantil hacia su esposo.
El marido que se había olvidado también de Manuela y del terciopelo de su piel, le quitó las ropas despacio y pasó su mano desde el cuello hasta el ombligo, entonces se horrorizó al ver que por donde pasaba su mano la piel se pulverizaba dejando a Manuela un camino de carne encendida y húmeda.
- Me lleva! Te duele? – Dijo el marido mirándose la palma de la mano, para inmediatamente pasarle ambas manos por todo el cuerpo, por entre las piernas, por entre los brazos, por los senos y la espalda, por entre los pliegues y por entre lo ya olvidado.
Manuela que se sabía muerta cerró los ojos para abandonarse al último instante de vida, apretando los dientes, los puños y la boca.
El marido pronto pasó del horror al gusto por sentir la piel de una extraña conocida. Pasó una y otra vez las manos y la lengua por toda aquella piel enrojecida y palpitante, hasta que Manuela tuvo la sensación de morirse de una vez por todas.
- Me muero!, Ahora si me muero completa!- Dijo abandonándose al instante con los ojos encendidos.
Entonces el marido, que se sabía ya viudo, cerró la puerta por dentro y después de besarle y tocarle lo que le faltaba le dio un entierro digno de resucitar.
25 comentarios:
Qué historia tan impactante; sentirte muerto y no poder hacer nada más que dejarte llevar. Te felicito, eres una gran escritora y me felicito por tener el privilegio de leerte; ya se te extrañaba. Te mando un beso y un abrazo. Hasta luego.
Fascinante.
Tus secretos para contar se merecen un libro Cristina.
Te lo digo en serio.
Besos.
En ese momento estuvo más viva que nunca ¿verdad? Te iba a decir lo mismo que toro, por eso no repito.
Geniales, son geniales....
Besos y cariños
Maga, eres una maga !!
Ya sé de que manera
le pediré a mi marido
que me dé, santa sepultura.
Besos ♥
es un relato estupendo... original, bien contado, fluído... opino como Toro, desde luego que sí.
biquiños,
hola cristina, excelente, si hubiera entrado al blog que entro siempre, me hubiera perdido este excelente relato.
Bsss
Nuevamente yo azul; en estos momentos de mi vida puedo decirte que el amor también es una dependencia terrible a algo o a alguien y que cuando lo dejas, estás como los alcohólicos: "sólo por hoy señor, sólo por hoy" Un beso y gracias por visitar mi espacio.
muy bueno mujer.. vale la pena leerlo
me gusto mucho
un beso
Oh me ha gustado y lo he leido dos veces!!
Siempre un gusto leerte, porque aportas mucho.
Amiga vengo a saludarte y a disculparme por no pasar tan seguido pero es que voy fatal de tiempo.
Te dejo un relajante abrazo y te avisaré para el aniversario del blog que no puedes faltar a la fiesta, lo pasaremos genial.
Un besote.
Beatriz
Esas caricias que tanto matan como resucitan.
Qué preciosa eres jugando con tus letras.
Un beso grande, Sra de colores y matices infinitos.
Increíble relato!
fantástico!
La muerte es una eterna enemiga,
aunque conozco a quien dice que también le llegará su hora-
saludos. excelente.
...cielamía, FA SCI NAN TE.
Y mira que viudito alegra, no?
Tu estilo me recuerda a Mastretta pero eres superior.
Por qué no tengo aún tu realismo mágico en mi biblioteca mi reina?
Besos encendidos y llenos de vida amoremía.
Genial, cristina. No se sabe muy bien dónde está la muerte y dónde la vida en este relato. Y bueno, morirse amando no es la peor manera de desaparecer. Me encantó, tiene un punto de ironía que me gusta mucho. Te lo he dicho ya muchas veces, pero en estos relatos estás inmensa... Besos, guapa.
Bueno, hay caricias que te matan y otras te resucitan ¡jeje!
¡Excelente relato!
Abrazos desde el ♥
Que relato cielabella, extraordinario!!
Besos
TQM
te felicito Cristina,es un relato sumamente envolvente
Un placer haberte descubierto, impactante el relato.
Saludos
Coincido en el aplauso. Me ha encantado como nos has llevado hasta ese final impactante.
Y esas dos figuras centrales que necesitan estar como muertas, cada una a su manera, para darse cuenta de que aun queda un aliento.
Precioso el cuento y preciosa tú, querida Cielitoazzul
Hola Amiga
Te Deseo Una Pascua Feliz
Besos
Toda una resurrección.
Hugs again!
Tuvo que sentirse muerta, para que la vieran viva por última vez.
El úlimo párrafo es estupendo.
Fantástico relato Cielo, como todos cuantos escribes.
Un beso
Genial, cómo has sido capaz de transmitir...
Wao me encanto tu escrito...
EXCELENTE...ME QUEDO POR AQUI LEYENDOTE.
BESITOS.
es genial la historia,
un poco triste
pero muy bella
muy hermosa
aki andare para leer
tu blog
Publicar un comentario