domingo, marzo 18

D´ella...

Gracias,
por permitirme capturar tus emociones ...
por compartirme éste destello de luz de tus ojos...
Por prestarme tu ilusión,
y el antojo por la vida.
Gracias D´ella.


Ella tuvo a manos llenas amor y lágrimas, vivió consagrada al matrimonio y al martirio secreto de amar profundamente a un amor difunto que ella misma enterró en su corazón a sabiendas que estaba más vivo que nunca.
El tiempo con sus inexplicables designios tuvo la idea de volverlos a poner frente a frente. 44 años después, cuando ella se aceptaba sin el que fuera su esposo durante 40 años y él, aguardando mansamente el instante de volverla a ver.
Ambos con más de 60 años, reviven un amor frenéticamente interrumpido.
Y ella, en sus secretas tardes, le ha escrito:


Amor:
Quiero que sepas lo feliz que me hace el volver a verte, lo agradecida que me siento con la vida por permitirme recobrar aquellos instantes que alguna vez me pertenecieron.
Llegas en el momento preciso a mi vida, cuando dejo mi cotidiana labor pensando que ya estaba cansada y sin aliento, llegas y me revuelves absolutamente todas aquellas emociones que alguna vez sentí y tenía mucho de haberlas olvidado.
¿Sabes?
Mi corazón se ha vuelto loco, me basta cerrar los ojos para sentirlo dar vuelcos de sólo imaginarte, se me estremece el alma de pensar en que las cosas han tenido que ser así, (que pinche destino!)
Cuando el invierno cerraba su ciclo de fríos y soledades escarchadas dando paso a la primavera con sus renovadas cosechas, llegas tu, arrebatándome la tristeza para sembrarme esperanzas y sonrisas.
¿Cuanto puede durar toda ésta revolución que siento en mi alma?, no lo sé, sólo espero que nos alcance para alargar nuestros momentos y conservar la razón de sentir.
Quiero agregar a estas líneas, un deshilvanado escrito que a ratos me nace escribir pensando en estos momentos que estoy viviendo gracias a ti.
¡Te advierto!, no critiques, no corrijas, sólo léelo y después destrúyelo, lo que realmente es importante para mi, es hacerte saber, que pienso en ti.
¿Que me pasa?
Algo inusitado, ¿me siento realmente ilusionada? No. Más bien creo que me estoy volviendo loca, ¡Dios mío!, no me dejes perder el piso y la cabeza, guíame a lo mejor, a lo correcto, que no haga el ridículo.
44 años después, encontrar algo perdido, cuyo dolor sufrí en plena juventud, negué mil veces querer saber si seguía existiendo, odié por mucho tiempo su traición, lloré a morir su ausencia y desamor y ¿Ahora que me pasa? Tan tarde encontrarlo y sentir que se me derrite el corazón de emoción…
¿Que me pasa?
¿Es posible revivir y recobrar a quien tanto amé?,¿ que hacer Dios mío?
Aceptar lo que de sobra sé, que el amor no solo llena y alienta la esperanza de vivir, sino también, duele y hace sufrir, sería una buena razón para dejar de sentir estas contradicciones que me asustan.
Dime Dios, que tengo derecho a soñar con un amor incondicional que me otorga paz interior y gratifica de manera maravillosa lo que por tantos años anhelé que fuera y no fue por azares del destino.
Pero, ¿por que llegó? Acaso tu me lo enviaste sabiendo que hoy más que nunca añoro un amor calmo y sereno? ¿Es mutua la necesidad de afecto y compañía?, ¿Es así como el destino tenía planteado que fuera?
Es ahora, cuando había aceptado la soledad como compañía, ahora que había guardado para siempre las ilusiones de volver a sentir el crepitar de mis ansias por vivir plenamente mi día a día, justo ahora, cuando en mi cuerpo únicamente quedaban aquellas remembranzas de lo que la vida me donó a manos llenas y me arrebató sin permiso, justo ahora, cuando mis noches largas y silenciosas me reclamaban más que nunca certezas y fuerza, es ahora, que llegas tu, con tus mismos ojos de siempre, con la misma sonrisa que me dejaste empeñada, con ese aire que me quedó como recuerdo de lagrimas y lamentaciones, llegas tu, con el tiempo en tus manos, como si hubieras preservado cada hora y cada minuto de ésta vida para devolverme aquello que alguna vez se quedó evaporándose en el tiempo, y con esa misma gracia con que alguna vez me pintaste un perfil enamorado, ahora me devuelves las tizas de recuerdos y los pedacitos de instantes a los que había renunciado.
Dime entonces tu amor, que hacer con todas estas emociones?
Por que ya no tengo más lágrimas, ni tiempo para miedos, dime tú, como vencer éstas frenéticas sensaciones por recuperar aquello que me despierta y me arrulla de esperanzas sin sentir que estoy caminando hacia abismos inmerecidos.
Sólo sé, que mi tiempo vuelve a sembrar ánimos en mi vida, sólo me quedan certezas de saber que lo que siento es legítimo y verdadero, y que a pesar de que los años se me revisten de ilusiones, tengo puesto mi corazón en tus manos y tu existencia.
Es ahora que los años me visten de abuela y tu presencia me devuelve la adolescencia extraviada.
Cuanto te quiero!
Y no tengo nada más que darte que mi espíritu renovado, que éste cuerpo lleno de tiempo y grietas desoladas, que éste sexo que se ha olvidado que existe y éste placer que me basta de sentirte, sin que la lujuria me arrebate y me desnude la cintura marchita que tiene sed de caricias de tu tiempo.
Por eso te escribo, por que antes que la memoria me termine haciendo una jugada traicionera, he decidido tomar tu mano y aventurarme a la vida, sabiendo que el cabrón destino, me tenía una deuda pendiente.
Y es momento de saldarla.

Tuya.
Cieloazzul
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miércoles, marzo 7

Dedicado
a todas ustedes,
queridas amigas mías...
feliz día hoy y siempre!
las quiero mucho!
Cristina.
Ella nació mujer y mujer creció…
Sin más que su carita de ángel caprichoso y sus lágrimas de sal dulce, transformó su mundo de debilidades en fortalezas de acero acaramelado.
Desde siempre, supo que su género la haría par de otro que habría de cobijarle la vida y prestarle fuerzas para seguir creciendo, ella simplemente se dejó ser mujer.
Y de ella se hicieron miles, tantas como emociones y vivencias entrelazadas sin punto geográfico exacto, lo que hizo que su ser mujer se multiplicara por el mundo en una misma emoción.

Así que ella, únicamente ella, sabe lo que la María siente cuando el hambre aprieta y no hay para dar de comer al rebaño de bocas que le llaman mamá…
Sabe lo que Úrsula siente cuando ha de dejar dormido al hijo sin padre para cerrar con doble llave el mundito de miedos que ni con todas las veces que habrá de abrir las piernas se convertirá en universo.

Conoce el terror clavado en el estómago de Marcela, cuando en vez de caricias es su rostro desfigurado por los golpes del más fuerte, que embriagado de cobardes pretextos, rompe día a día con las urgencias llamadas “respeto”.

Se mira en el alma de Teresa que busca albergar en su vientre al hijo que se le negará eternamente, hasta consumirse con ella junto al arrebato de sus lamentaciones estériles.

Se refleja en la novia ilusionada, que bajo su cauda blanca teje sueños que habrán de romperse cuando los besos dejen de llegarle a la hora de dormir y los amaneceres se le hagan esperas tardías.

Se consagra en aquella Adriana, que ve su vientre abultado y redondo, ilusionada y repleta de luz de vida.

Se derrumba junto a Amalia que a los 10 años fue violada por su padre hasta arruinarle la infancia y condenarla a un infierno perpetuo.

Se enamora como Patricia que deshila besos y caprichos a fuerza de ser suprema.

Se rebela con furia con aquella viuda que en la cima de los sueños se le derrumba el pilar de su templo, dejándole un vació oscuro de frenéticas soledades…

Se enciende con Raquel en aquellas noches de clandestino amor y pasiones voluptuosas, donde el ronco gemido le corona los placeres junto al amante estrenado…

Celebra con Andrea mientras escala triunfos profesionales y alcanza realidades…

Llora junto a Margarita las noches de obligaciones maritales, donde el silencio y la ausencia de caricias la desdibujan de su mundo de caramelo.

Se realiza con aquella que sabe encontrar el sentido de la vida, la fuerza necesaria para trascender e iluminar su alma…

Se inspira con la oportuna caricia hecha verso y la manera exacta de confabularse con el tiempo para robarse minutos de sonrisas y largar los miedos…

Se llena de orgullo de la que tiene voz para exigir derechos, para fundar emporios, para transformar la vida y aplacar tempestades de injusticias.
Se compromete aguerridamente con las que siguen en espera de ser reconocidas y valoradas como parte del género que la distingue.

Se suma con las fuerzas que le brotan desde la sonrisa para alzar los brazos y contener generación tras generación con la grandeza de su espíritu, se viste de bravura para formar una muralla de crepúsculos que frenen de una vez y para siempre la causa sublime de su llanto…

Se convierte, se reconstruye, se sana con la complicidad hecha género y especie, se proclama reina, diva, princesa y amante, se somete a los caprichos del amor y se vuelve cortesana de su propio cuerpo, en el que se hace una sola mujer que sabe vivir intensamente a través de los ojos de su género la vida misma.

Feliz día Internacional de la mujer.
Cieloazzul
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