domingo, enero 29

Crisanta





Como si todo el tiempo se hubieran buscado, se encontraron sin siquiera saber que cada cual tenía dentro de sus historias el faltante para sus comienzos…
Cuando Crisanta abrió la puerta y se encontró con ese hombre de hombros pesados, supo que el resto de su misión iría entre sobresaltos.
Para todo tipo de desquebrajos, Crisanta tenía remedios, palabras y embistes, menos para los corazones rotos, en ese menester, no había remedio eficiente que no fuera el olvido o el otra vez.
Y las tardes fueron sucediendo, mientras él hombre de ojos de sonrisa triste le narraba de sus grietas, Crisanta se acomodaba el pudor para no rodar entre la ética y el antojo que aquel hombre le amotinaba con tan solo mirarla.
Hubo tardes en que el deseo se adormecía entre los vericuetos de las historias de ese hombre que sonreía sin darse cuenta y seducía con la astucia de francotirador. Hubo tardes donde el deseo se contoneaba entre miradas hambrientas y mimos de comprensión, hasta aquella tarde en que al despedirse el antojo les atrapó en un abrazo largo que les estremeció.
Fue hasta el siguiente encuentro que Crisanta abrió la puerta y se encontró con ese hombre que sonreía con el deseo de un forastero que encuentra donde lavar sus años, fue en ese arrebato que ella se le arrojó a los brazos con la demencia guardada entre las piernas y fueron las manos de ese hombre que con la experiencia de quien dibuja, le repasó el contorno y le cinceló los miedos.
Fue un beso suficiente para que Crisanta se dejara desvestir entre mordiscos y respiros, fue apenas imperceptible la urgencia de acompañarse a cabalgar por aquellas grietas que ambos conocían con todo y nombre, fue apenas un darse cuenta, para que  aquel hombre que se sabía herido se dejara llevar por la bravura de los olvidos para empezar otra vez.

No solo viajaron entre dolor y olvidos, ambos pasearon con sus manos por cada uno de los paisajes despintados de deseo y hastío, ambos pasearon con sus bocas por los nombres fallecidos, ambos se encontraron de pronto, en el mismo sitio donde se les había herido, resucitándose para dejarse hacer...

cieloazzul.
Todos los Derechos Reservados
Copyright ©All rights reserverd